Suceso de Hombre confiado - El trance.
Arengando
al buen pasar una franca respuesta, la lógica dádiva cotidiana entre camino,
por esos momentos apurado. Dejó caer tres metales menores al descuido, como
quien pasa y deja automático en la costumbre.
En ese trance, abstracción ciudadana.
Hombre-urbano sin mirada se dirige, con cabeza de respuestas acotadas, de
preguntas en la grilla y de rasposos pensamientos insatisfechos en clonación de
odio ante la posible reacción mirada. Pero el salpicar del sonido producido por
el contacto de los metales contra el espacio-fondo-tarro lo despertaron del trance
en el que estaba y fue entonces cuando vio esa mano torcida, delgada extremidad
deforme, perfil de pelos y boca de babas hacia el piso.
Quizo no seguir mirando, pero se supo por
aquellos cuatro pasos comprometido.
Ahora mirada de reojo, alguien buscándolo para
entregarse al intercambio.
Ansió volver atrás, o simplemente un rápido
giro sobre su centro a cualquier dirección y disparar de aquel embate. Pero no.
No es dejar una limosna y salir corriendo entre la indiferencia y la
hipocresía. Pues antes de seguir camino se debe aceptar el claro intercambio.
Ese lazo que se produce por un instante, que tal vez entre las agujas del reloj
no signifiquen demasiado, pero que en las arenas desérticas del tiempo y su
relación para con los hombres es un oasis de agua y un descanso a la
impersonalidad de seres que cohabitan una misma urbanidad por entre ruido y
apuro, revoloteo y desazón, humos y bocinas de costumbres.
Se sabe que
en el imagine-río transeúnte está esa idea de perder rápidamente el rastro-hilo
con los demás, no bien se da la espalda en el rolar de las calles y el hilo de
la comunicación es un embrollo, anudado y cortado, caminamos con pedazos que
penden de nuestros cuerpos hacia los aires o se arrastran por los suelos y se
confunden, marañas des-prolijas, versiones. Pero bien Hoy el destino convoca
entre sus calles, llámese desvarío en el tiempo sin estación alguna, o
micro-termo atemperar y desvirtuado de toda idea. Versiones que por así
decirlo rayan los circuitos con sus púas de zapatos, tacos-gomas y descalzos.
Vinilo circuito, están aquí.
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